miércoles, 9 de enero de 2008

Religion Yoruba

Semilla santera del África
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Cada oricha, tal como los hemos descrito en la mencionada tabla de la sección anterior, posee sus atributos, vestidos, cantos, rezos, días, colores, bailes y comidas que se le debe ofrendar. A Changó, dios del rayo y el trueno, de la guerra, la música y la virilidad; le corresponde el día viernes. Fue sincretizado con Santa Bárbara por usar ésta una capa roja (color del oricha) y llevar una espada. Cuando se pregunta a los hijos de Changó, invocándolo con el Kabio-Sile, por qué se sincretiza con una virgen, explican que su pataki (mito o leyenda), cuenta que en cierta ocasión tuvo que disfrazarse de mujer para huir de sus perseguidores. En otro caso, Obatalá, por ejemplo, simboliza la pureza, la moral y la justicia. Es considerada dueña de las partes blancas del cuerpo; le corresponde el día jueves, su color es el blanco y se le ofrendan las semillas de algodón machacadas con sebo de vela, así como palomas o canarios blancos. A continuación presentamos la tabla con algunos de los atributos más populares de los santos:
Oricha - Color - Aspecto Humano - Armas o Simbolos:

Babalú-Ayé

Azul Claro
Enfermedad
Muletas

Changó

Rojo /blanco
Pasión /Enemigos
Hacha /Espada

Elegguá

Rojo /Negro
Abre y Cierra Caminos
Clavo de Hierro

Obatalá

Blanco
Paz /Pureza
Sustancias

Ochosí

Espliego /Negro
Cacería /Cárceles
Arco y Flecha

Oggún

Verde /negro
Guerra /Batallas
Armas de Acero

Orunlá

Verde /Amarillo
Adivinación
Tabla de Ifá

Oshún

Amarillo /Verde /Rojo
Amor /Oro /Matrimonio
Abanicos /Espejo

Oyá

Marrón
Muerte /Cementerio
Fuego

Yemayá

Azul /Blanco
Feminidad
Caracoles /Canoa

Del Culto Es menester mencionar, y para distinguir contundentemente, la existencia del culto cuya naturaleza está relacionada con el mal: lo que se conoce como "magia negra". Esta consiste, por ejemplo, en atravesar con alfileres la figura que representa a una persona, obtener cabellos del enemigo para algún hechizo o introducir su foto en un pomo y enterrarlo. Esto es lo que se conoce como "bilongo", y es ajeno al presente estudio de este apunte.Por lo general, el ceremonial santero es dirigido por Babalao, personaje que tras cumplir determinados requisitos y con especiales condiciones morales es investido de sacerdote lucumí. Su ritual gira en torno a los tambores sagrados llamados Batá con los cuales se canta a Osaín -guardián de la selva y de las hierbas- y, luego, se invoca primero a Elegguá (el dios que abre camino), para continuar con los demás orichas según su jerarquía y culminar o cerrar el ciclo nuevamente con Elegguá. Su canto antifonal dice así:

IBARAKOU MOLLUMBA ELEGGUA IBACOMOLLUMBA IBACO MOLLUMBAOMOTE CONICU IBACOU OMOTE AKOMOLLUMBA ELEGGUA KULONA.IBAROKOU MOLLUMBA OMOLE KOAKO ELEGGUA KULONA ACHÉLAROLLE AKONKO LAGUANA E LAROLLE
(En el libro El Santo aparecen todos los cantos a los principales Orishas en las páginas 383 a 388, invocados de acuerdo a la ceremonia de iniciación o a las diversas prácticas utilizadas en la religión Lucumí). [Mollumba es "con licencia de los mayores, con licencia de los santos". Aché es bendición, gracia, virtud, palabra y es la salutación, de acuerdo al diccionario ANAGÓ vocabulario Lucumí de Lydia Cabrera, que repite en toda ocasión el sacerdote antes de iniciar un rito. Kuló es muerto. Larolle o Lariché o Larichesi es la pregunta que hace quien conduce el rito al consultar el dilogun (16 caracoles para adivinar). Akonkó o Akollá es "¡Se acabó!". Ergo, se da término a la ceremonia].Los sagrados tambores batá son especialmente preparados para el culto y representan la trinidad: padre (Itótele), madre (Iyá) e hijo (Okónkolo). Son de distinto tamaño, bimembranófonos, ambipercusivos, de cajas clepsídricas de madera, cerrados y de tensión permanente por un cordaje de piel, tal como anota Alejo Carpentier en su libro La música en Cuba, recogiendo lo que magistralmente expusiera Fernando Ortiz en "La fiesta afrocubana del día de Reyes en 1926"-. Se afinan por la nota La, y don Fernando Ortiz, cuando escribió sus Instrumentos de la Música Afrocubana en 5 Tomos, fue asesorado para pasar los sonidos a papel pauteado por don Gaspar Agüero. Por otro lado, don Alejo Carpentier para ilustración de sus escritos sobre el tema, recibió la colaboración de don Natalio Galán. Los tocadores de batá siguen una larga preparación y de los toques que realizan, depende el entusiasmo y la concentración de los danzantes o santeros, que buscan comunicarse y rendir culto a su santo. Este se manifiesta cuando se "posesiona" de uno de sus fieles y habla y danza a través de él, por lo que se dice que "se subió el santo", tal como se aprecia en un pasaje de la película "Orfeo negro". Hasta la década del cuarenta, solamente se podían tocar de día y están destinados, hasta hoy, a ser percutidos únicamente por hombres.En el ensayo Religión y Cultura Negra, compilado por Manuel Moreno Fraginals en su libro África en América Latina (auspiciado por la UNESCO), se afirma que "Todo el sistema religioso, su teogonía y su mitología es revivido durante las posesiones. Cada participante es el protagonista de una actividad ritual durante la cual el mundo histórico, psicológico, étnico y cósmico negro se reactualiza. La dinámica de la posesión recrea psicológicamente, el aquí y el ahora, dramatizada en una experiencia personal, la existencia de un sistema de conocimientos. Por otro lado, los santeros cuentan con varias modalidades para saber el parecer de los dioses respecto al futuro y sobre cómo proceder ante los problemas. Si los griegos acudían con esta finalidad al Oráculo de Delfos (como recordaremos éste conocía el triste destino de Edipo Rey), los santeros consultan el Tablero de Ifá, constituido por los santos y llamados Las Siete Potencias e, igualmente conocen la suerte según la posición del dominó o de los pedazos de coco o los dieciséis caracoles lanzados para tal fin.Recibir los collares es otro importante aspecto de la santería. Es el signo de pertenencia al culto Lucumí y el paso definitivo para formar parte de la regla de Ocha. Representa la bendición de los orichas, una especie de primera comunión. Según el santo que corresponda se dispondrá de un collar determinado y esto se conoce a través de la posición de los caracoles que el santero interpreta. En el caso de Yemayá, la diosa de los mares, su collar está compuesto por cuentas blancas y azules, en el de Changó por cuentas rojas y blancas y en el de Elegguá por rojas y negras. Los collares son sagrados y su portador no debe guardarlos recogidos ni asearse ni realizar actividad sexual con ellos puestos.
Trascendencia: Las religiones de raigambre africana en América Latina han sido tan importantes que han regido gran parte de la vida de sus pueblos. Su trascendencia no se limita al folklore. Son tres las más importantes y afines y que motivaron a Eddie Palmieri a titular, precisamente, Lucumí, Macumba y Vudú (Sello CBS Records - EPIC Records, JE- 35523, año 1978), una de sus grandes producciones. En Brasil nadie puede negar el aporte de los cultos negros asentados en la provincia de Salvador de Bahía (patria chica del novelista Jorge Amado que también recoge esta presencia) y que son conocidos con el apelativo de "macumba", donde se dan, con la lógica variante del vocablo, fórmulas idénticas a las de la santería cubana.Tampoco puede ignorarse la enorme influencia del vudú en Haití con sus insondables misterios como el de los zombies, especie de muertos vivientes, sin alma y robotizados, que siguen sorprendiendo a la humanidad. Esta es la fusión entre creencias y rituales bantúes del Congo, entre los djejes de Guinea y Costa de Marfil con los djejes.nago de Togo, actualmente Benin. Se fundamenta en una ritualidad animista, trasmitida de generación en generación, donde su dios es Nzambi y Loa, los espíritus. Algunos santos de la teogonía vuduista son: Ague-Traoyo, dios del mar; Sambayah Dambayah Wedo, la máxima divinidad, simbolizada en una serpiente; Ezile Freda, diosa del lujo y del placer; los Guede, dioses de la muerte, representados por Varón Samedi, Varón La Croix y Varón Dimitiere. Dentro de su mitología, el hechicero es Bokor; el templo, Hounfour, Hounsi, el iniciado; Hungan, el sacerdote y Mambo, la sacerdotisa. La leyenda cuenta que a la(s) personas, se les roba el alma, TIBON, siéndole sustraída por el zombie, para después devolverlas a la vida. Se dice que estos fundamentos datan de 1791, cuando Haití luchaba contra los franceses para recuperar su independencia. Hace 50 años, Francois Duvalier "Papa Doc" tuvo aterrorizado a su pueblo con los TonTon Macoutes, quienes se irrogaban poder al ser adoradores del vudú.
La afinidad entre las prácticas mágico-religiosas referidas tienen un claro ejemplo en el culto de la culebra que se da en el vudú y en el baile que en Cuba realizaban los negros por las calles habaneras formando una serpiente artificial (comparsa, conga) en el día de Reyes. El paralelismo que se da entre los diferentes cultos ha sido tratado por Arthur Ramos en su libro: Las Culturas Negras en el Nuevo Mundo. Cada una de ellas tiene su encanto; encierran una pasión; son hacedoras de "milagros" y lo desconocido, es para el forastero, su principal ingrediente.Los dioses de la santería por su humanización y su apasionamiento, tienen su símil, como aparece en el cuadro pertinente, en sus pares de la mitología universal (en los clásicos La Iliada y La Odisea hallamos numerosos ejemplos al respecto, lo mismo que en "Las metamorfosis" de Ovidio e incluso en comedias de Plauto como "Anfitrión" donde Júpiter procrea a Hércules en la esposa de uno de sus hombres guerreros). Si en el caso griego, como anteriormente expliqué en el cuadro pertinente, su mitología fue igualmente transmitida de manera oral y posteriormente escrita, en el caso Lucumí sucedió lo mismo de generación en generación a través de los patakies, que contienen los mitos y leyendas de sus orichas.Hoy en día, muchas de estas prácticas se han secularizado dejando su huella en el lenguaje y en las costumbres. Por ejemplo, en la ceremonia Lucumí de la "Rogación de cabeza" se acostumbraba a pasar un huevo por el cuerpo del creyente con la finalidad de alejar los malos espíritus y, hasta ahora, se considera que con este acto se cura el "mal de ojo". Lo mismo ha ocurrido con el hecho de persignarse con la moneda o el dinero y con las invocaciones a los orichas hoy presentes en canciones de toque afro tropical con los diversos tambores que apreciamos en orquestas de ritmo Afrolatino-caribeño-americano.Para terminar, debo referirme a los ritos adivinatorios, la predicción y la profecía. Como magistralmente explican Jorge e Isabel Castellanos, en su Cultura Afrocubana (Las Religiones y Lenguas, Tomo III, Ediciones Universal, Segunda Edición, 2002, Miami, Florida, página 113), "el término griego mántica y el latino divinatio han adquirido con el tiempo, valor genérico para designar la previsión del futuro mediante el conocimiento de la voluntad divina manifestada por signos". Los pueblos han utilizado para señalar acontecimientos, desde el estornudo, hasta los rasgos de la palma de la mano, el vuelo de los animales, las hojas de té, el crepitar de la leña, el piar de las aves, etc., el tintineo de las copas de vino, las cartas o barajas, la conjunción de los astros y otros objetos que se echan a la suerte. Dicen los anteriormente citados autores, "que la religión yoruba y su vástago lucumí no podían ser ajenos a esta vasta corriente cultural". Así encontramos diversos sistemas como: 1) el coco, obi o biagué; 2) los caracoles o dilogún; 3) el opele, okuele o ecuele; y 4) el tablero de Ifa. "Todos son sortilegios, es decir, permiten adivinar por medio de suertes. Pero también pueden ser llamados oráculos, pues por intermedio de ellos siempre hablan los dioses o los muertos". Los cocos pueden caer en diferentes posiciones y cada variación de los pedazos, tiene diferente interpretación.Los caracoles o dilogun, es el método más popular. Son llamados cauris. Una mano consta de 21 ó 18 posiciones, que el santero sopla para comunicarles su Aché, (su fuerza, poder, bendición) dependiendo de cómo caigan si de lomo o de cabeza, y de allí las interpretaciones. Finalmente está el sagrado Tablero de Ifa, su fundamento teológico reside en las creencias Yoruba, en África y Lucumí en el Nuevo Mundo, utilizando las nueces de palma y la cadena de adivinación. Función "clave de los sistemas adivinatorios es determinar el alma ancestral reencarnada en el recién nacido y los EBOS, (Ewos) (normas que debe observarse). El fatalismo de la raíz helénica difiere de la Lucumí, que entiende que el destino puede cambiarse. Se conoce en Cuba como Tablero de ifa, a aquel que se utiliza "para adivinar las 16 nueces de semilla negras de palma, conocidas con el nombre de IKIS". Para interpretarlas tienen un número, su nombre y las combinaciones posibles.En la actualidad sus objetos de culto pueden ser adquiridos en ciudades como México, Nueva York, San Juan de Puertorrico, Venezuela y Brazil en establecimientos formales conocidos como "Botánicas" e incluso se editan las revistas especializadas: Africanías, Los Orichas, Eboses, La Que Sí Tiene Aché Kuenda Nchilakó (lo que si tiene poder, puede llamar, puede conquistar lo que desee). [Traducción literal sin sintaxis, obtenida de Anagó: El Yoruba que se habla en Cuba de Lydia Cabrera (Vocabulario Lucumí, Ediciones Universal, 2da Edición, 1986, páginas 25, 196 y 218)]

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